Tokio
noviembre 2019
La historia de Tokio ilustra muy bien la capacidad de resiliencia de los japoneses frente a las adversidades. Afectada por numerosos desastres naturales (terremotos e inundaciones), sufrió además varios incendios y fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, siempre se levantó y a día de hoy es una de las ciudades más fascinantes del mundo.
Estuvimos en la capital del país nipón tres días y medio el pasado mes de abril (después pasamos una noche en Hakone en nuestro camino a Kioto). Obviamente no es mucho tiempo pero mi sensación es que con una agenda ligeramente apretada puedes hacerte una idea de todo lo que ofrece esta ciudad. E ir haciendo planes para volver ;-)
Cuando escribí mi primer post sobre Japón dedicado al edificio cápsula os comentaba que durante nuestro viaje visitamos los clásicos sitios que aparecen en todas las guías (salvo el citado edificio). Aunque al final de esta entrada os compartiré una mini-guía de viaje con todo el recorrido, quiero destacar previamente aquellos lugares que por diferentes razones me llamaron la atención.
Algunas curiosidades que aprendimos
Me fascina la cultura japonesa y en Tokio aprendimos algunas cosas curiosas:
Espiritualidad: las dos religiones mayoritarias en Japón y que conviven pacíficamente son la sintoísta y la budista. De hecho muchos japoneses siguen las tradiciones de ambos credos. Los templos sintoístas se distinguen porque su entrada son las famosas puertas de arco color bermellón “tori”. El bermellón es un color que sirve para ahuyentar a los malos espíritus. La diosa más importante del sintoísmo es la diosa del Sol, y se considera al Emperador su descendiente directo.
Mil grullas de origami: cuando un niño se pone enfermo, sus compañeros de colegio hacen mill grullas de papel para que se les conceda el deseo de su recuperación. Esta tradición tiene su origen en una niña superviviente de la bomba de Hiroshima que enfermó posteriormente.
Itadakimasu: antes de empezar a comer los japoneses expresan gratitud por los alimentos. Es una palabra que no tiene traducción literal al castellano (se utiliza en lugar de “buen provecho”) y significa un agradecimiento a todas las personas que han participado en la preparación de la comida que se va a tomar, así como a los ingredientes y fenómenos naturales que lo hacen posible.