agosto 2018

Este verano cambiamos la playa y el buen tiempo mediterráneo por la montaña, la lluvia y el frío de las tierras altas de Escocia. Nuestro punto de partida fue Edimburgo, allí alquilamos un coche e hicimos un road trip hasta la Isla de Skye. Y estos son algunos de los sitios que disfrutamos:

Glencoe, Glen Etive y Fort William

El primer día de nuestro road trip nos propusimos llegar a Fort William atravesando los valles de Glencoe y Glen Etive. Eran nuestras primeras millas conduciendo por la izquierda y aunque al final del viaje acabamos como auténticos expertos por la carretera, la concentración que requiere el ser principiante hizo que esta primera parte del recorrido no la disfrutáramos como nos habría gustado. Menos mal que pudimos resarcirnos a la vuelta de la Isla de Skye y deleitarnos entre las montañas, los lagos y las cascadas de la zona.

Crolinnhe Guesthouse

Llegamos a Fort Williams exhaustos y hambrientos tras nuestra primera etapa. Allí hicimos tres paradas estratégicas:

La primera en el pub The Grog and Gruel para tomar unas cervezas y comentar las mejores jugadas del día. En este pub también se puede comer.
La segunda, y por recomendación, hicimos parada en el restaurante indio Spice Tandoori, donde encargamos para llevar un pollo al curry y un arroz con coco delicioso.
Y, por último, nos dirigimos a Crolinnhe Guesthouse, un precioso Bed and Breakfast de solo 3 suites donde teníamos reservada habitación. Además de bonito, el sitio era súper tranquilo (está a 10 minutos andando de la calle principal del pueblo), no se oía ningún ruido. A la mañana siguiente, mientras despertábamos, veíamos por la ventana a los cervatillos robar fruta en los árboles del jardín vecino. Nos tomamos un buen desayuno escocés y nos pusimos en ruta otra vez.

Viaducto de Glenfinnan

A media hora en coche desde Fort William se encuentra el famoso viaducto de Glennfinan. Nuestro objetivo era llegar antes de las 10:50 de la mañana, hora aproximada a la que pasa la locomotora de vapor Jacobite, conocida popularmente como el Hogwarts Express de las películas de Harry Potter.

Obviamente no éramos los únicos y sobre la ladera del viaducto nos encontrábamos un centenar de turistas listos con móviles, cámaras y trípodes para captar el momento. A pesar de la gente, no hay problema en encontrar espacio para tener una buena visión. Sospecho que la lluvia de la mañana también ayudó a que no fuéramos multitud.

Con puntualidad británica, el tren de vapor Jacobite asomó por el viaducto de Glennfinan. Fueron apenas un par de minutos el tiempo que tardó en recorrerlo hasta desaparecer en una nube de humo.

El castillo de Eilean Donan

Siguiendo con nuestro plan, dejamos el viaducto de Glenfinnan para dirigirnos a la Isla de Skye. La parada obligatoria antes de entrar en la Isla es el emblemático castillo de Eilean Donan. Puedes visitar el castillo por dentro pero nosotros solo hicimos algunas fotos por fuera y continuamos hacia nuestro destino final.

Isla de Skye

Y por fin llegamos a Portree, el pueblo que iba a ser nuestro centro de operaciones durante los siguientes tres días. De nuevo el frío, la lluvia y la niebla provocaban que en algunos momentos las excursiones pudieran resultar bastante incómodas, pero la belleza de los paisajes envueltos en un halo de misterio nos hicieron disfrutar de cada minuto.

Estos son los lugares que exploramos:

Quiraing: en el pueblo de Staffin hay una carretera sinuosa (con salientes para aparcar si viene otro coche en dirección contraria) que conduce a estas montañas. El gran viento que soplaba en la cima nos frenó de recorrer algunos puntos por miedo a “volarnos”. Aún así, las vistas eran espectaculares. Nota: en el pueblo puedes tomar un café y un dulce casero muy rico en Kilmartin River Cafe, situado en la cooperativa del supermercado.
Kilt Rock: es una cascada que puedes visitar cuando vayas a Quiraing. La reconocerás por los autobuses de turistas aparcados en el arcén. Se ve a través de un mirador vallado y en nuestro caso estuvo amenizado por un escocés tocando la gaita.
Neist Point: conocido por el faro, es un lugar increíble para ver la puesta de sol. Es curioso ver cómo a lo largo del manto verde de los acantilados pastan tranquilas multitud de ovejas.
Old Man of Storr: llegar hasta arriba por el camino en pendiente fue una auténtica odisea porque además del viento y la niebla, hizo aparición la lluvia y se llenó todo de barro. Pero ¡claro que mereció la pena!
Portree: el pequeño pueblo que nos acogió tiene todos los servicios necesarios para sobrevivir (supermercado, farmacia y pub). Cuando llegábamos de las excursiones nos íbamos Merchant Bar a tomar la cerveza y ginebra local. Saboreamos el que en algunas revistas han catalogado como el mejor fish and chips de Escocia en The Chippy. Y cenamos en un restaurante muy recomendable que se llama Dulse and Brose.